Día 8: El barrio siempre es lo más lindo

Chicos, estoy en la casa de Maxi, me escabullí un rato mientras el última el asado.

Salió todo genial, el almuerzo fue medio bizarro, tiene alma de ochentoso y es medio grasa, pero se esfuerza por contener sus instintos adelante mio y solo usó escarbadientes una sola vez en todo el almuerzo.

Después de comer paseamos un lago rato, hasta que me invitó a cenar hoy a su casa, así que acá estoy, yo me ocupo de la picada, él del asado, los amigos de la cerveza. Estoy viviendo una escena puramente argentina, la gente riendo, los chicos corriendo en el patio, los hombres con el asado, las mujeres cortando quesitos. Acá todos son tan amables, nadie me preguntó por mi divorcio, nadie me pidió un regalo de España, nadie se fijó en mi sobrepeso, al lado de ellos soy una modelo.

¿Lo más lindo de la velada? Me regaló una caja llena de Butter Toffees (mi adicción).

¿Lo mas feo de la velada? Escuchar sus anécdotas exageradas sobre hackeos a cuentas y su gran mente empresarial al mando del mini supermercado.

Hacía bastante que no comía un asado. Más todavía que no me recibían con tanta amabilidad en una casa ajena y más aún que alguien tan diferente a Julio me hacía sonreír.

Me voy, escucho gritos, lo que indica que ya están empezando a comer.

Mañana les cuento como me fué.

Ah, novedad de ultimo momento: Ayer me llegó una carta de Julito, mañana les cuento.

Día 7: La cita

Ya salgo para la cita. Maxi me pasó a buscar en su auto importado que seguramente no sabe manejar y ahora está en el living, charlando con mamá sobre lo dificil que es ser un hombre de negocios.
Simplemente quería contarles (no me podía ir sin decirles esto): Maxí tiene un jean gastado y roto, onda años 80 y una campera de cuero negra. Nomás le falta el disco de Elvis abajo del brazo.

Ahora si, que sea lo que tenga que ser.

¡Deseenme suerte!

Día 6: El progreso viene en camino.

Ayer a la tarde, mientras compraba Gancia, Papas Fritas y Shampoo anti caida para mi hermano, el dueño del mini supermercado, ex kioskero, volvió a invitarme a salir.
No se si fue la lluvia torrencial que empañaba mi día, el jean que ajustaba mi panza y amenazaba con cortarme la circulación o mis hormonas treintañeras que gritaban de alegría, pero acepté.
Mañana al mediodia vamos a ir a almorzar juntos.
¿Que puedo decír de él? Se llama Maxi, tiene 37, 1 hijo, una ex esposa, un look impresentable y una madre acomplejada. Es programador y heredó un kiosko que años después convirtió en mini supermercado. Sus días transcurren rodeado de computadoras, polvo y botellas vacías de cerveza y gaseosas. Tiene la plata suficiente para veranear en Miami pero prefiere Cariló. Come sushi con bebidas cola de segunda marca y maneja un BMW.
En estas ultimas horas me debatí entre cancelar la cita o dar parte de enferma. Los nervios ya me invaden y los años han pasado demasiado rapido como para recordar mis armas de seduccion.

Hace casi 10 años que no tengo una cita.

¡AYUDA!